O cuando la iniciativa y la tenacidad prevalecen y dan fruto.
De La Nación:
"Algunas sorpresas hacen brincar el alma.
Había visitado en distintas oportunidades la ciudad y la provincia de Salta.
Hace unos años, con imaginación exaltada, hice posta en ellas cuando el protagonista de La gesta del marrano se esforzaba por llegar a la Ciudad de los Reyes para abrazar a su humillado padre, y me mareé entonces en el inconmensurable mercado de mulas que hervía allí.
Ahora descubrí otro portento, en la modesta población de Cerrillos, 15 kilómetros al sur de la capital, sobre el valle de Lerma.
Me habían adelantado algunas características y las asocié con la biblioteca de los samizdat, que me arrancó lágrimas en Praga.
También con el Cementerio de los Libros Olvidados que describe Carlos Ruiz Zafón en La sombra del viento. La casa pertenece a Gregorio y Lucía Caro Figueroa, ungidos directores de esta biblioteca, cuyo nombre es J. Armando Caro.
Gregorio es periodista, actual secretario de Cultura, colaborador infatigable de Todo es Historia; ella es pedagoga y autora de textos filosóficos. Ambos cuidan un tesoro en medio de un bosque que no es exactamente un bosque, pero se le parece.
Basta cruzar la alta puerta para ingresar en una sala humilde, donde se presenta de inmediato, como una escultura majestuosa que abarca toda la pared, un antiguo mueble vidriado lleno de joyas bibliográficas.
Además de antiguas colecciones, late incandescente un ejemplar de la primera edición de Facundo, con apostillas redactadas por el mismo nervioso puño de Domingo Faustino Sarmiento. También una antigua edición de la primera novela argentina, Soledad, escrita por Bartolomé Mitre durante su exilio en Bolivia. Otras primeras ediciones se agitan como animalitos vivos mientras uno las hojea con emoción; son obras de Juan Bautista Alberdi, José María Paz, Deán Funes, Vicente Fidel López, Hilario Ascasubi, Joaquín V. González, Leopoldo Lugones, Horacio Quiroga, Ricardo Rojas, Manuel Gálvez, Roberto Arlt, Ricardo Güiraldes, Oliverio Girondo.
Un pasado inmenso en la palma de las manos. No tuve dificultad en leer sobre la página inicial de una primera edición de Borges una extensa y microscópica línea escrita por él mismo, cuando aún veía, semejante a una recta caravana de hormigas jugando con metáforas.
Pero recién había gustado el aperitivo... "
Pero recién había gustado el aperitivo... "
(la nota sigue y es imperdible).
http://www.lanacion.com.ar/opinion/nota.asp?nota_id=993683&origen=amigoenvioPor Marcos Aguinis Para LA NACION
Sábado 8 de marzo de 2008 Publicado en la Edición impresa
Sábado 8 de marzo de 2008 Publicado en la Edición impresa
el sitio de la biblioteca es: http://www.bibliocaro.org/